Siempre he creído que la diversidad enriquece nuestra vida. Mi encuentro con la comunidad travesti en Madrid fue un giro inesperado en mi apreciación por la identidad y la autoexpresión. Recuerdo la primera vez que asistí a un evento en La Pérgola, un bar emblemático en Chueca. Las risas resonaban y el ambiente vibraba con energía y color. Al conversar con una travesti llamada Luna, me di cuenta de que no solo compartíamos historias de lucha, sino también sueños. Ella me habló de su vida, de cómo rompía barreras y abogaba por un mundo más inclusivo. Me enseñó que cada uno de nosotros tiene algo único que aportar, y que su presencia en la sociedad nos desafía a ser más abiertos y comprensivos. Contar con travestis madrid no solo es un acto de aceptación, sino también una celebración. Ellos me han inspirado a ser auténtico y a entender que la belleza se presenta en múltiples formas. Gracias a esta comunidad, he aprendido a valorarme más y a extender ese amor hacia los demás, creando así un entorno donde todos podamos brillar.