Nunca deja de sorprenderme el hermoso gesto de regalar ramos de flores. Esto es algo que dejó de ser una rutina para ser ahora parte de cortejos, de manifestaciones sentimentales. Hace tiempo, era un gesto de la cultura: las sociedades marcaban parte de sus rutinas en la acción de regalar rosas, claveles, margaritas, las casas de alegraban con estos aromas y colores. Las tiendas de flores que aún quedan son parte de un legado cultural. Enhorabuena porque sigan existiendo...