Hace un tiempo, lancé un pequeño negocio y, aunque al principio me costaba entender cómo mantener a mis clientes atentos, descubrí que la clave estaba en la comunicación constante y auténtica. Empecé a invertir en estrategias de email marketing, y eso cambió todo. Cada semana, envía historias, promociones y contenido relevante directamente a sus bandejas de entrada, creando una conexión personal. La relación creció, y no solo aumentaron mis ventas, sino que también noté que mis clientes se sentían valorados y escuchados. Es increíble cómo un mensaje bien pensado puede convertir una simple compra en una relación duradera y genuina.