Ayer hablé con un buen amigo que vive en el exterior. Me contó de su situación, terrible por demás. Tuvo que declararse en quiebra debido a los desmanes de la crisis. En fin, lo bueno de la conversación fue saber que la ley de la segunda oportunidad que se implantó para estos casos es realmente efectiva, de este modo, y luego de hacer algunos trámites de la mano de una excelente empresa, ahora mismo está en una franca mejoría para reiniciar su proyecto. Algo que es reconfortante y que desde luego, nos hace pensar en la necesidad de hallar buenos caminos como estos, desde luego, es parte de la responsabilidad de la gente que dirige los asuntos.