Resultó muy interesante ver el entusiasmo de mi sobrino Fer cuando le entregaron el kit para hacer una bicicleta electrica. Pues el chaval, además de entusiasmado, vertió todos los objetos al piso y comenzó su proceso de armado. Claro, tiene 17 años y su trabajo es más profesional, digo, al momento de analizar las piezas y ensamblarlas. Al término de unos cuántos minutos, salió expelido con su nuevo vehículo a tracción a sangre. De verdad que los avances a nivel tecnológico no me dejan de asombrar y agradar en proporciones similares...